lunes, 10 de junio de 2013

EL BARRIO DE LOS IMPUNTUALES





Ayer en la noche me di una vuelta por el Barrio de los Impuntuales. Tenía una cita. Iba con reloj. Pero me fue imposible llegar a horario. Entrando al barrio unos pibes me agitaron:
- e gato... acá con reloj no entras gil y me lo rompieron a pizotones.

En el barrio de los impuntuales las cosas suceden en diferido y con delay. Los negocios abren cuando les parece y cierran por tiempo indeterminado. Se puede ir a desayunar a un bar y terminar cenando. Los horarios están para no cumplirse. Y ser puntual es un pecado capital que se paga con la muerte.
En el barrio de los impuntuales las sorpresas están a la orden del día. Nadie espera porque tarde o temprano saben que lo planeado sucederá. Hay citas que se han concretado con 15 años de retraso. Dentro de ese caos existe un orden. Con un - nos encontramos a las que se yo, en no se donde- a veces es suficiente para concretar un encuentro.

En el barrio de Los impuntuales no hay certezas, aunque si sorpresas. Y más de uno a conocido a su media naranja mientras esperaba a alguien que nunca llegó.

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