I
Al segundo día de estar en el DF, al enano, un uruguayo de ventipocos pirulos, pichón de capo, como me dijeron por ahí, que aprendió en 4 años, lo que a muchos le lleva una década, nos llevo a pasear por el Df. Un tour peligrosamente real, que incluyo mas de 3 o 4 horas arriba de diferentes transportes públicos. Una bienvenida que fue como un baldazo de agua fría y un aterriza en la nueva realidad latinoamericana.
El sistema de transporte del DF es bien complejo, teniendo en cuenta que es una ciudad viven casi 20 millones y mas de 5 llegan al centro a trabajar. Nunca dan abasto. Las avenidas a pesar de ser muy anchas andan siempre congestionadas; viajar en el metro es un desafío a la física: casi 4 millones de personas usan diariamente este servicio que cuenta con 11 lineas y mas de 100 estaciones y mas de 16 millones de personas usan el transporte público.
Caminar por los pasillos del metro en hora pico es seguir a la manada. Gente que te pisa los talones y si te detienes es posible que se produzca una reacción en cadena, un avalancha y acabes sepultado entre medio de una multitud. El metro va lleno siempre a mi parecer. Hay horas que literalmente es un suplicio razón por la cual hasta tuvieron que poner un vagón exclusivo para mujeres, por los reiterados acosos que sufrían.
Los recorridos son largos y cansinos. La gente que diariamente se pasa 1 hora metida bajo tierra debe buscar fuerzas en algo sobrenatural para apoltronarse a la cama y decidir no salir mas a la pinche ciudad. Lo único que tal vez haga un poco mas ameno el viaje es el desfile de vendedores ambulantes confiando en que gracias a sus esmerados cantitos algun pasajero sea capaz de salir de ostracismo, prestarles atención y venderles algo.
Realmente son tantos por viaje de media hora casi todos se bajan sin vender nada.
Una pequeña lista de los recuerdo:
El vendedor de cd: tal vez el más afortunado y al que menos le cueste llamar la atención gracias a su mochila amplificada, un invento 100 por ciento mexicano. He recorrido gran parte de este mundo buscando
un equipo portátil ideado para artistas callejeros y nunca he visto nada mas parecido a eso que la mochila mexicana. Habra nacido necesidad o demanda de los vendedores?, lo cierto es que hay una industria enorme de este tipo de amplificadores, adosados a una mochila común y corriente, absolutamente adaptado para el vendedor ambulante o el artista itinerante. Obviamente como en todo producto hay algunos que lo adaptan un poco mejor. Es el caso que le mostraremos a continuación. Un vendedor de cds de tecno, que no le hace ningún asco a entrar con el trance a tope.Estilos musicales hay los que quieras, es solo pasarse un par de horitas en el metro...
El vendedor de pomadas ginseng: un artista de la palabra. Entre tanta competencia e indiferencia de los pasajeros, el cantito de este vendedor hace la diferencia y tal vez sonsaca alguna miradita complice
La cantante ciega: nos sorprendió con su estridente canto y su voluminoso equipo de sonido volviendo de CNA, cerca de medianoche. No se si sería un poco sorda además, lo cierto es que el equipo portátil que llevaba estaba demasiado alto y un poco saturado, sumado a su no tan afortunada voz. Lo rescatable de todo esto es como las desgraciadas realidades llevan a las personas a sobrevivir con arte, sin pudores, puritos ni planteamientos. Asi es el arte de la realidad, que supera cualquier ficción.
El vendedor de lentes irrompibles: ese fue tal vez el primero que vi. Su estilo se asemejaba al del vendedor ambulante porteño, ese que exalta y florea su producto, buscándole mil utilidades. Este remarcaba el hecho de que sus lentes eran absolutamente irrompibles y para comprabar aquella aseveración los golpeaba contra los pasamanos del metro. Se bajo y no vendió ni uno.
II. Otros transportes publicos
LOS PESEROS: son buses pequeñitos que conectan el metro con lugares donde este no llega y que andan por toda la ciudad, subirse a un pesero con equipaje es algo que no le deseo a nadie;
EL METRO BUS, que es una especie de transmilenio bogotano o transantiago, es un bus eléctrico con carril propio, aquí se viaja un poco mejor si se puede decir algo para consolarnos.
también tenemos al ecobus, que sale un poco mas caro y para menos, en general circula por cincunvalaciones o alrededor de la ciudad;
por ultimo esta el taxi, que es considerablemente barato y al mismo tiempo demorado. A veces es mejor apilarse en el metro, que quedarse esperando en la congestión dentro de un taxi. Pero a decir verdad llegado el momento es la única forma de moverse con tantos bártulos y de viajar de noche cuando se acaba el transporte público.
III.Los taxistas del DF
Hacía años que no tomaba taxi tan asiduamente. Y realmente me estaba perdiendo algo: eso de hablar y filosofar con un tipo que se pasa 12 horas metido en medio de la locura de una ciudad monstruosamente caótica. Gente que no le queda otra que tomárselo con soda o con chili y ponerle buena cara al embotellamiento diario.
Ese día que con Mauro, nos fuimos desde Santa Úrsula, al sur de la Ciudad hasta la Alberca Olímpica de División del Norte y luego en un pesero hasta Viaducto, de ahí caminando hasta Vertiz buscando la zona de serigrafías e impresiones digitales. Resulto ser que estaban en Isabel la Catolica y hubo que tomar otro pesero que venía súper lleno. Todos apurados mandamos a estampar las remeras del festival y Oscar nos pidió si podíamos ir a entregar a Servicios Urbanos, un papel antes de las 6, pa que lo sellen. Eran las 5 45. Nos subimos al taxi ya resignados a no llegar. El taxista nos quiso hacer entender no es que la ciudad sea grande, es que esta todo el mundo junto, concentrado. - pero la ciudad tiene unos
40 km de lado. Aja, asintimos, Mauro, Waldini y yo. Mientras veíamos el reloj y la interminable fila de autos.
Con el tráfico normal llegamos en 10 minutos- nos consolaba. El reloj dio las 6, horario en que cerraba esa dependencia del Estado. El taxi nos dejo en Rio Churubusco, que resulto ser de dos carriles dividida en el centro por un alameda. No sabíamos para que lado quedaba y todos los que pasaban tenía cara de estar mas perdidos que nosotros.
Al fin, nos bajamos, cruzamos la calle y entramos corriendo a Servicios Urbanos. Veníamos cagados de la risa. El primer tour por el Df estaba siendo una locura. Llegamos a la oficina, nos pusieron el sello y luego se dieron cuenta de que no ese papel no era para allí, que Servicios Urbanos del Df, estaba mas adelante por la calle de enfrente. Algo asi como 2 km.
Si en Df, todo es 15 minutos, 30, una hora. Nada es cerca. Continuamos caminando, ahora disfrutando un poco mas la aventura porque nos dijeron que esa oficina cerraba a las 9.
La calle era oscura y la numeración cambiaba a piachere. Un viejo que estaba en la puerta de su casa nos dijo que el número 186, al que íbamos, era su casa, pero que en realidad había varios. Luego de no se cuánto peregrinar llegamos, sellamos y nos fuimos a tomar el bus verde. Uno que cuesta un poco más, pero para menos. Casi 50 minutos, hasta la Ciudad Universitaria mas grande de Latinoamérica. Tan grande es, que circula un bus interno.
Íbamos al encuentro de malabares, pero llegamos re tarde, no había ni dios. Para salir de esa mega ciudad de estudiantes, tuvimos que subirnos a otro pesero. Casi me quedo dormido, creo que tardo como 15 minutos en salir de CU. Todavía nos esperaba la otra estación de peseros, falta el ultimo el que nos llevaba hasta la casa de Oscar.
Pero resulta que la fila de este funcionaba un tanto raro. Había una larga, que era la que tenía prioridad y otra corta que daban paso cuando quedaban lugares libres en la combi. Estábamos en la corta y no se porque pinche cuestión pero no entrabamos mas. Venía uno y otro y nosotros los de la fila corta seguíamos esperando. Sera por gueritos ( blanquitos).
La cuestión es que finalmente entramos. No se si fue ese día o el anterior, que no pasamos y quedamos perdidos, sin saber ni la dirección de la casa, ni como de
cirle a un taxista como llegar.
IV la yapa La corrida de Waldini
El día previo a la convención, fuimos a Villa Olímpica a organizar el lugar para el encuentro de malabares. A la nochecita apareció un mescal y dejo a los neófitos descocados. Volvimos todos en la caja de camioneta, escuchando música con el equipo portátil de Waldo. En una esquina la troca paro y Waldo creyó que era pa largo, por lo que se bajó todo borracho. Pero el chofer arrancó sin enterarse que el Waldito estaba abajo y este todo desesperado en su borrachera comenzó a correr a todo vapor. Nosotros que estábamos atrás en la caja de la camioneta, veíamos su figura alejarse poco a poco en la noche y no podíamos contener la risa. Corrió y corrió casi 200 metros hasta que alguien aviso que teníamos un borracho extraviado. La ris
a nos duró el resto del viaje.
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