Crónica lisérgica en la noche Carioca
Fines de Diciembre. Rio de Janeiro.
10:00 pm.
Me acabó de enterar que Flamengo ganó el Brasileirao después de 17 años. Hoy todo puede pasar. Pero siempre es asi en Rio de Janeiro.
4: 30 am
Escribo desde un primer piso, lleno de polvo, escombros y basura en plena Rua de Lapa. Hace 35 grados de calor. No hay luz ni agua. El cuerpo me pica y la ropa se me pega. El ambiente es sofocante. Hay solo 2 ventanas que dan a la calle y yo estoy encerrado de tripi. No tengo llave para salir ni películas en el ordenador. Afuera de esta cueva, rua de Lapa es un mierdero de basura y gente durmiendo en la calle. Una película que no necesita ninguna droga para ser psicodélica o surreal.
11.30 Pm
Leo abre la ventana y me dice – nossa, ya comenzó el carnaval.
Me siento a mirar como si fuera el noticiero de media noche. Alguien que pasa agarra un colchón tirado en la calle. Ya tiene donde dormir esta noche. El calor calienta pra caralho. Se escucha el sonido de un vidrio quebrado. Veo volar una botella por los aires.
Esta empezando a subir la locura y no conseguimos estar dentro. El buteco del frente suena un samba rock legal. Leo me dice : - esta bueno un vez. Pero ese disco ya rolo montón de veces.
Salimos. Caminando por las calle de Lapa uno no sabe lo que es cierto y lo que no.
Nossa, eu achei que era verdade.
Es la más frase mas escuchada desde que estoy en rio. Me lo dice la gente común en relación a mi perro de peluche de tamaño real, que saco a pasear aunque ni mea ni caga. Y yo digo lo mismo: que de lo que veo es verdad y que no.
Un rapaz abanica una bandera de flamenco en medio de la noche desierta. Una travesti exibe su mejor cara para la calle: el culo. La gente de la calle duerme y arremete palabras que salen de su onírico submundo. Uno tirado en el piso se despierta para pedirme un cigarro. Empieza mi confusión.
- Deixa pasar, me dice leo.
Un loco llega de la nada y me ofrece desodorantes usados, crema de enjuaje y un cinturón.
- No gracias, nosotros también estamos reciclando. Me pide un cigarro que habíamos pedido unas cuadras mas arriba en las ruas de Gloria.
Esas calles que fueron gloriosas cuando la emigrada corona portuguesa creyó que era el mejor lugar para instalar su reino ahora es el sitio de una feria de pulgas improvisada, que con el tiempo y la insistencia de los recicladores se convirtió en una feria albergue. Surrealista discusiones con una morena toda flaca de fumar crack que sale de atrás de uno arboles para intentar venderme algo que nos encontraos tirado al lado de un árbol.En la calle todo tiene un dueño. Y hasta un calzon usado tiene precio.
La feria de gloria.
Arcos de lapa, rua de lapa y glorias. La santísima trinidad. La feria funciona de forma improvisada casi todos los días. Pero los domingos comienzan a llegar mas gente con los carritos de todo tipo. A rulemanes, de la compra, los mas modernos del supermercado, los que tienen la cama incluida. Cada uno llega quien sabe desde donde.
Pero la feria no se va. Los feriantes no tienen a donde ir. Ellos duermen en la calle entre medio de sus corotos. Hasta el lunes a la mañana tienen como estar tranquilos. Después comienzan a abrir los negocios nuevamente y tienen que marchar.
Realidad y ficción se mezclan que ya no es posible saber que es cierto.
Camino rumbo a los Arcos. El camión de la basura tiene luces de colores psicodelas y encima hay un sofá. Sera que subieron el sofá con alguien durmiendo en el?
Veo un remolque en el medio de la Rua de Lapa con un montón de basura. Sera que va a salir alguien de ahí dentro?
El Flamengo gano y la cuidad se vuelve rojinegra. En los Arcos da Lapa la paradoja llega al limite. Debajo de lo que fue un acueducto la vida aprodrece.
Miles ya mearon, otros tantos ya cagaron y mucho se quedan dormido borrachos sobre todo lo anterior. Otros tienen tiempo de vender vinilos, de montar un puesto de caipirinha o de deambular vendiendo caramelos, espetos o cervezas.
Ta de boa meu irmao. Hoy es noche de festejos. Cuando no?
Se ve que muchos han bajaodo del morro intentando entender que pasa aquí abajo preparados para darle a cualquiera en la primera de cambio. El juego revive en medio de la calle con una latita de cerveza con un grupo de amigo borrachos caminando en sentido de los arcos.
Los gatos se pelean entre ellos y las ratas intentan atrapar a los gatos.
La escadaria de Selaron comienza a estar psicodélica. De por si ya lo es un poco.
La historia se remonta a unos 20 años atrás. Un pintor chileno que recorrió el mundo se afinca en Rio. Pinta una mujer embarazada en tonos de bordo, marron y amarillo. Era un amor que al parecer murió en el parto junto al niño. Vive en un casa en la escadaria.
En los arcos y en varios lugares de lapa estan sus murales.
Hace años comenzó con su delirante proyecto de decorar la escalera (mas de 300 metros) con azulejos. La primera vez que estuve en Rio estaba a medias. Se vanagloriaba de ser el único artista vivo en vender originales a un precio inferior de 10 euros.
Ha creado un punto turístico. Gente de todo el mundo pasa por ahí y el aprovecha para vender una reproducción original de su famosa pintura.
Poco a poco con los años y la insistencia ha convencido a cientos para que le envíen azulejos desde sus países. Hay de todas partes del mundo.
La escalera esta cubierta de los colores de la bandera de Brasil.
A los costados a creado canteros con bañeras donde frecuentemente duermen vagabundos, malucos o viajeros.
Llega Martin, un amigo bandoneonista que vive en Rio desde que llegamos esa vuelta por el 2006. Estamos sentados esperando que pase algo interesante. Pero Río ha cambiado bastante. Esta cada día mas careta.
La noche esta caliente, terrible, absurda. me dice leo. Vamos a ficar viajando mesmo
Y así es. La primera vez que estuve en Rio 4 años atrás todavía no había tomado ningún tripi. No hacía falta. Pasaban cosas surreales en el cotidiano.
Llegue unos días antes de año nuevo con 6 amigos artistas de calle. Íbamos a parar en una ocupa que había cerrado unos meses antes y nadie se había enterado. Así que terminamos durmiento todos en un cuarto de hotel llamado Finisterre, 4 en una cama redonde y dos en otra. Estaba a pasos de la Rua Riachuelo y a unos 400 metros de los arcos de Lapa.
Amanecíamos con un camión descargando cervezas y cachaca . El camión se estacionaba en la ventana y durante varias horas de la mañana solo veíamos cajas y botellas de alcohol.
Al otro lado de la calle sonaba una y otra vez pluma pluma gay, fiesta fiesta. Se acercaba fin de año y el clima apestaba. Estuvo Lluvioso y nublado como 15 días, Algo rarísimo en Rio.
3. 15. No hay mucho pa hacer. Martin dice que se va y se sube a un taxi. Leo y yo volvemos a casa. Subo a ese primer piso en construcción. Leo desde la puerta cierra y me dice que vuelve mañana. Se olvida de dejarme la llave. Entre medio de tanto polvo intento dormir. No consigo, me está subiendo la locura. No me queda otra que abrir la ventana que es casi como ver la tele, pero sin control remoto ni pantalla. Me siento cómodo y me dispongo a ver un filme de trasnoche peligrosamente real.
En la vereda de en frente hay alguien revolviendo la basura. Lo observo. Parece que encontró algo. Si. Es un cigarro tirado en el piso. Esta feliz con su hallazgo. Agarra la bolsa con el reciclaje, camina unos pasos, enciende el cigarro y decide sentarse a descansar. Esperen. Todavía no, falta algo. Ve un papel de diario en el piso, estira la mano, lo agarra y lo extiende sobre la acera para no ensuciar sus ropas. No vaya a ser que se ensucie.. Acaba el cigarro y vuelve de boa a meter mano en la basura una vez mas.
En la ventana de al lado, dos gordos miran, al igual que yo, la televisión en vivo. Tv Rua de Lapa, mientras se sacan el calor y la curiosidad. Saben que ahí en frente cualquier cosa puede suceder. Ya han visto tanta cosa que lo sorprende no sorprenderse por nada. Toda la noche esta calle es un desfile de gente de la calle, borrachos, seres del submundo, jóvenes de fiesta y turistas perdidos. No se si es si tan peligrosa como dicen, tal vez sea impredecible.
Siempre sentí un inmenso respeto de la gente de la calle. Me sentí seguro caminando por las calles de Río. Seguridad que me daba el hecho de trabajar en la calles y caminarlaz diariamente. Nunca me quisieron robar, y pocas veces me manguearon.
La panza de los gordos del balcón de al lado me recuerda al petiso panzón que vi hace unos días en la terminal de buses de Casimiro de Abreu. Pobre gordito. Apenas podía caminar. Tenía los pies hinchados y la raja del culo a la vista como mecánico haciendo joga. Su panza era rendonda mesma y le hacía llevar su peso para atrás. El sufría. No era muy grande, pero si muy gordo para lo pequeñito que era.
Llega al bar donde venden salgados. Yo creí que iba a comprar. Nossa, deixa para. Si no podes comer mas, vas a explotar – pensé para mi adentros aunque tal vez lo dije en voz alta. No puede ser, me daba pena. Ese gordo necesita ayuda.
Lo vi comenzar a limpiar los vidrios del bar con un pañito. Siguió por el mostrador. El parecía un cachoro en la espera de su recompensa. No me fui hasta ver lo que pasaba y comprobé lo que imaginaba: el dueño del bar le dio un salgado de premio. Me acerque para ver si era cierto y al sentir el aire de su colita de perro imaginaria, me di cuenta que no estaba soñando.
Son mas de las 4. Sigo sin poder dormir. Ir al baño es una aventura en la oscuridad que implica atravesar un habitación de 30 metros de fondo sin ventanas llena de escombros y bolsas con residuos. Tampoco hay agua. Solo queda café frio en una mesa improvisada con esas ruedas donde ponen los rollos de cables.
Ya no se qué más hacer. Me acuerdo que tengo un DVD con la serie Lost. Veo un capitulo, al segundo estoy tan enganchado que me olvide que estoy encerrado y de tripi. El bajón vuelve pero ahora cuando, en plena emoción, el dvd se corta.
Me pongo a escribir esto. Esta casi amaneciendo. Me olvido de Lost. Cierro la ventana. Está entrando la luz. La Tv na Lapa no para, el canal es el mismo, pero la programación cambia. Va volviendo la normalidad carioca, aparecen los trabajadores, los oficinistas, los jóvenes músicos con instrumentos en mano y las bailarines de clásico que van esa la escuela que queda a dos edificios de la licorería que nunca para de vender cerveza y cachaca durante la noche.
Los pobres tienen su metro cuadrado de libertad. Ya sea un puesto de espetos, de acá, cerveza o su cama improvisada, el estacionamiento de sus carros o su espacio de delirio tremens. Algunos duermen donde los agarra la borrachera y se levantan con la felicidad de un nuevo día en maya y chínelos.
Mi memoria vuelve a 4 años atrás. Recuerdo un gordo, sucio muy sucio, que se pasaba el dia sentando en el parque esta frente a la explanada de lapa. Tenia dos colores, el de su piel y de la mugre. Una tetas muy grandes y el pelo enredado por completo. Todo el día lo veías allí sentado.
En la puerta de la iglesia universal de la calle Riachuelo había otro que hablaba solo mientras ponía las manos frente a frente, separadas unos 15 centímetros, como si estuviera sosteniedo una bola o concentrando la energía. Tenía dos piernas engangrenadas cubiertas por una venda. Cada tanto llegaban unas especie de carmelitas dezcalzas y lo curaban.
Como estos personajes hay cientos. Historias difíciles producto de infinidad de factores: falta de oportunidades, la injusticia social, el desamparo, el racismo, etc.
Rio es asi. Una ciudad de contracaras. Desde los lugares más exclusivos, donde duermen los millonarios se ve la pobreza. La geografía no permite ocultar la realidad. Playas de ensueño en medio de una ciudad de 7 millones de habitantes llenas de turistas de todo el mundo a 10 minutos de favelas donde gente trabajadora convive con los comandos narcos, donde los tiroteos son tan frecuentes como las noches de funki y donde ir a comprar drogas no revierte ninguna peligrosidad más que el miedo de ver jóvenes armados, con granadas y walkitalkies haciendo barricada a la entrada de la favela.
En Rio se ve la pobreza, pero la puedes obviar. Esquivarla como hacen muchos. Saltarle por encima de un niño tirado en la calle con su viaje de pegante.
Indignarse porque un niño te venga a pedir dinero o armar un escandalo luego de ser robado por un mulequi en la playa de Ipanema.
Brasil ha crecido mucho en los últimos años. La economía es solvente. El país se ha vuelto una potencia. Dicen que la pobreza ha disminuido mucho. Lo cierto es que Rio esta cambiando. Ha entrado en el mismo proceso que el resto de la ciudades sudamericanas. Ordenamiento.
Se viene el mundial, se vienen los juegos olímpicos y hay que limpiarla de todas estas situaciones que describí anteriormente.
Leo llega por la mañana. Hacemos un café con un calentador de agua. Comemos un pan con un aguacate y salgo a caminar. Estoy de resaca. Camino por la rua da Carioca buscando un pandeiro. Hoy vuelvo a Argentina después de 4 años.
Llego a Largo de carioca, la peatonal, el corazón del centro de Rio de janeiro. Una negrita caga en un canto ante la mirada indiferente de los transeúnte. Nadie se sorprende. Se ha vuelto invisible. No es nadie. Ya dejo de ser considerada una persona que merece atención.
Rio de Janeiro, Diciembre 2009.
Traducido del portugués al español en Barcelona, Octubre 2011
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